We'll be counting stars | Mikael N.

Dos días antes se había decidido a merodear por los alrededores del lugar; se había adentrado en el bosque con el alma vivaz y la mente llena de curiosidad. Había caminado y caminando; llenándose con el encanto del bosque, con cada pequeño sonido y aroma que de él emanaban y le causaban diversas sensaciones. Le encantaba relajarse de aquella manera aunque aquel no fuese el mismo bosque que visitaba su familia todos los años, aquel que le traía tantos recuerdos por haberlos recorrido tantas veces con sus hermanos y que hasta podría jurar que lo conocía como a la palma de su mano. Se había encontrado con el río y siguiendo toda su orilla, con los pies descalzos para poder disfrutar de la frescura del agua, había llegado hasta las cascadas. Qué hermosas le habían parecido en aquel momento y qué extraña se había sentido al encontrarse pensando en Mikael. Tengo que traerlo. Era lo que se había dicho a sí misma.

Y por eso mismo es que se encontraba esperando en aquellos momentos en los límites del bosque; faltaban apenas un par de horas para el atardecer. Había desayunado con Mikael; le había pedido que se vieran a esa hora, diciéndole también que tenía algo que mostrarle. Se había mostrado entusiasmada, aunque lo más probable es que él ya tuviera conocimiento de aquel lugar y hubiera estado ahí varias veces antes, después de todo aquel era el primer año que ella acudía al campamento pero no era el primero de él.

Elina comenzó a sonreír al momento en que lo vio aparecer. Cuando le habían dicho que la habían comprometido con un chico del que ni siquiera sabía de su existencia en lo último que pensó fue en su aspecto, jamás se le habría ocurrido que fuera tan guapo aunque eso a ella no le importaba en absoluto. Ella quería enamorarse, y tener a alguien que la quisiera de vuelta con la misma intensidad. Lo rodeó con sus brazos y lo apretó contra ella en un abrazo; no dejaba de sonreírle cuando giró su rostro hacia él y se estiró sobre la punta de sus dedos para poder dejar un beso en su mejilla. —Encontré un lugar que quiero mostrarte y no, no te diré, es una sorpresa— Se había separado de él aunque su mano había bajado para poder entrelazar sus dedos. Sentía un cosquilleo extraño cada vez que su piel entraba en contacto y aquello le gustaba a la rubia. Tiró suavemente de su mano para que pudieran adentrarse al bosque; sabía que caminar podía hacerse largo por lo que enseguida se decidió por otra cosa. —Te reto— Su voz sonó divertida al mencionarlo. —A que no puedes ser más rápido que yo— Le sonrió de nuevo mientras soltaba su mano y comenzaba a adelantarse a él, caminando de espaldas al bosque para poder mirarlo. —¿Aceptas?— Ni siquiera le dio tiempo a responder, se giró de inmediato y su melena dorada comenzó a ondear con la velocidad que iba agarrando.

Pose las palmas de mis manos sobre la hierba alta dejando correr la sensación de cosquilleo por mi piel, mire al cielo las tonalidades azul obscuro, morado, naranja y ocre se fundían dejando el sol esfumarse del firmamento en algunas horas más no habría tanta luz, pero eso no era un impedimento.

Acelere el paso dando zancadas mas grandes, deseaba llegar a el punto acordado... quería mirarla, sentir el aroma que despedía su piel, su cabello; Tenia miedo de muchas cosas, mas ahora que todo era distinto por más que me dijeran que aquello era algo positivo seguía sintiéndome asustado. Elina Forss era demasiado buena para ser real, a veces despertaba con la necesidad de mirarla, saber que estaba ahí y que no era un sueño, pero esos pensamientos me perturbar con mas densidad.

¿Si Klaus Nordraak se enteraba que haría? la simple idea me irritaba, sabía que él era capaz de todo por que yo hiciera lo que él deseaba, no debía darle puerta abierta el no sabría lo que yo sentía por Elina aunque me costase mucho hacerlo.

Finalmente su aroma llego a mi, camine mas rápido y la vi sonriendo; Pensé en mil cosas pero mas que nada en como Elina Forss se quedo plantada en mi vida, rompió las barreras que yo siempre me auto infringía ella con su luz había perforado todo y derrumbado cada muro a mi alrededor.

Su voz sonaba traviesa casi infantil, pero el beso fue lo que mas me sacudió, esa claridad en su mente de que a pesar de todo yo merecía amor y una oportunidad...

- Bien - Comente sin agregar nada más.

Aun me costaba ser como se suponía era un enamorado con su chica, era lo que se veía en las películas que tanto le gustaban a Luciana, era algo que quería descubrir por mi mismo al igual que el sentir. Nuestras manos se entrelazaron por un instante y después de eso sus juegos volvieron. Un reto uno que por primera vez no pintaba mal... sonreí apenas y la vi adelantarse a correr, haciendo lo mismo persiguiendo a la rubia por el bosque, hasta atraparla por la cintura - No corras - le abrace por la espalda parando le en seco, ¿Que tal si le pasaba algo o se alejaba de mi?

Elina nunca antes había estado enamorada. Su madre siempre le había dicho que se daría cuenta en el momento en que lo estuviera pero hasta ahorita la rubia no tenía idea de qué se suponía que debía sentir. Lo que sí tenía claro era que le gustaban todas esas sensaciones que Mikael le provocaba; le gustaba descubrirse sonriendo cuando sentía su esencia cerca, o despertar en las mañanas y que su rostro fuera lo primero que surcara su mente. A veces quería preguntarle qué clase de hechizo era el que le había lanzado para haber despertado todo aquello en ella, pero sabía que ni él mismo podría contestar a una pregunta así. Su prometido no era alguien de muchas palabras, y tampoco de mostrar gestos de afecto, ella lo sabía y así lo aceptaba pero eso no la detenía para que ella le demostrara su cariño.

No llevaban mucho tiempo corriendo y ella se estaba divirtiendo; podía escuchar con perfecta claridad las pisadas que Mikael daba detrás de ella aunque sí que la sorprendió al momento en que sus brazos la tomaron por la espalda e hizo que se detuviera. Una ligera risa, suave y contagiosa, se escuchó en aquella parte del bosque proveniente de los labios de la rubia. —Me atrapaste— Murmuró, con lo cerca que estaban no era necesario elevar mucho más el tono de voz. De hecho, era la primera vez que se encontraban así de cerca y el cuerpo de Elina comenzó a estremecerse; e incluso ella juraría que había empezado a escuchar cómo los latidos de su corazón aumentaron en frecuencia por un momento. Sus mejillas adquirieron un ligero tono sonrosado y una sonrisa nerviosa se abrió paso hasta elevar la comisura de sus labios. Movió su rostro lo suficiente para poder mirarlo; podía sentir el cálido aliento de su prometido caer sobre su rostro y aquello la estremeció aún más. —Ya casi llegamos— Soltó una risita nerviosa y rompió el abrazo en el que se encontraban. Bajó su mano hasta tomar la de él y volvió a sonreírle antes de comenzar a caminar. Ahora disfrutando de aquel paseo a su lado.

Ya se encontraban cerca; podía escuchar la cascada con claridad.

Me sentí nervioso, incomodo, extraño y fuera de lugar cuando su cuerpo y el mío se acercaron tanto, su calor su aroma nublaron mis pensamientos. No era la clase de hombre que se enamorara con facilidad, si bien había llegado a sentir atracción o lastima con facilidad confundía muchas de mis sensaciones y el por que de estas.

Pero en ese momento fue claro, en ese momento supe algo que ya tenia en la mente desde un tiempo atrás = Elina Forss me gustaba = lo cierto es que nuestro primer encuentro fue bastante extraño, por años me negué a todo eso del matrimonio pero cuando finalmente acepte por proteger a Vanja de una mala unión... debía admitir que las jugadas de Klaus siempre funcionaban.

¿Pero, por que? cual era la razón por la cual caí en aquello el "amor" era tan raro, lo que sentía, como su cuerpo reaccionaba con ella todo eso en conjunto. Observe a Elina y no sonreí como de costumbre me di cuenta que estaba preocupado.

Ella me alejo y continuamos el paso, el sonido del agua me hizo bajar el paso, estaba cerca de el río... seguro un poco mas arriba, recordaba bien aquel lugar y en cierta forma eran sensaciones encontradas entre buenas y malas cosas aun que mas malas que buenas, como siempre y para no perder costumbre había lastimado a alguien.

Mire a Elina, preguntándome una vez mas que era lo que ella veía en mi todos en el campamento sabían de mi temperamento, la emoción de las nuevas campistas se pasaba rápido cuando se daban cuenta de mi carácter; Entonces ¿Qué era lo que mantenía a Elina tan unida a mi? ¿Le habría amenazado mi padre, su padre en realidad se trataba de un interés real? ¿Por que?

- Bien - murmure entre dientes y estire una mano, acariciando apenas la suya para atraparle con la propia. Era esto o cualquier cosa mil peldaños mas altos de lo que pude imaginar.