I won't stand around and I won't watch you die — Barbara H.

No podía creer que todo pasara alrededor de ese condenado campamento y que aún, después de tanto tiempo, no tuviese ni la menor idea de lo que estaba sucediendo. Se sentía ofuscado y, sobre todo, decepcionado de si mismo al no saber qué carajos estaba ocurriendo. Pero, como Thomas es una persona perseverante y las cosas todavía están sin resolver, decidió que sería prudente regresar a Summer Camp una vez más. Quizá algo cambiaría este año, quizá encontraría alguna pistas que le guiará hasta la respuesta que todos estaban buscando o, probablemente, las investigaciones conducirían a la nada misma y no consiga nada. Eran dos opciones, pero siendo optimista pensó que podía hacer el cambio.

Le sorprendió que los campistas siguieran apuntándose al campamento o, mejor dicho, que los padres de los más pequeños se lo permitieran. Él no dejaría a su hijo o hija ir a un sitio donde desaparece gente ¿qué tenían en la cabeza? Thomas negó con la cabeza antes de levantarse temprano en su cabaña para ir a hacer un poco de ejercicio. Había aprendido con anterioridad que las cinco de la mañana era una hora donde los campistas dormían a pierna suelta y era un buen momento para que él pudiese estirarse y pasar el rato en la cancha de fútbol.

Estaba haciendo juegos con la pelota concentrado en el balón y nada más hasta que chasqueó la lengua cuando se le fue el balón por un mal movimiento de pierna que no le permitió alcanzarle. —80— contó antes de caminar para ir por la pelota y encontrarse con un par de piernas que lo retenía. —Barbara.

Había regresado a este campamento que no era mucho de mi agrado, pero la vida no era color de rosa como muchos la deseaban, realmente esta vida era más negra que un cuarto sin ventanas ni bombilla. En casa no había opción de no volver al campamento y como siempre tuve que hacer lo que me dijeron ya que de nada servía oponerse, todo este tiempo lo había aprendido.

Como la vez pasada, llegando al campamento Summer me dispuse a vagar por los alrededores para ver que modificaciones había en este lugar para poderme ocultar de las personas indeseadas y así poderme saltar los talleres esos que impartían aquí. Esta vez habían puesto unas cuantas vallas de madera en algunos lugares para cerrar el paso, pero nada que no se pudiera escalar, estaba mirando bien los alrededores cuando vi a lo lejos a un chico jugando con un balón y conforme me iba acercando iba reconociendo a alguien que había esperado no encontrarme nunca.

Caché el balón, que se le había escapado, con el lo mantenía quieto en el suelo y me quedé mirando como se acercaba, había cambiado muy poco físicamente, pero nada como para evitar reconocerlo. -se te escapo esto- dije mientras pateaba el balón para regresarlo a su dueño y sin más me di media vuelta para volver a mi camino y escabullirme por ahí.