Retorno improvisado (Libre)

por **Jonathan Lowell** Jue Jul 23, 2015 4:25 pm

Estiraba mis brazos hacia los lados mientras bostezaba haciendo evidente las pocas horas de sueño que había logrado concebir después de largo viaje desde Canadá. Mi familia una vez más había optado por acceder a mi petición de hacerme pasar el verano en un sitio lejos de la civilización urbanizada que se aglomeraba dentro de las junglas color gris de concreto. El campamento al que había sido enviado, claramente no tenía pinta de ser algo que pudiera verse todos los días, en efecto, poseía un trasfondo bastante oscuro desde que registró un asesinato de una pequeña, además, conforme los rumores corrían de boca en boca, incluso hasta llegar a donde yo vivía a través de los medios de comunicación, mi interés despertaba. Ahora avistamientos sobre seres extraños o sombras veloces entre los árboles; seguramente eran testimonios de más adolescentes humanos que se habían asustado por algo que no pertenecía a su mundo, si no al mío... Aunque, para ser sincero, yo también sentía cierto interés por saber qué clase de ser estaba detrás de rumores que no tardaron en correr a todo el mundo.

Mientras divagaba en mis pensamientos, tenía planeado realizar una pequeña "incursión" en solitario hacia la cocina del comedor, no sin antes haber dejado mi equipaje dentro de la cabaña a la que se me había asignado. El camino fue bastante tranquilo, no me vi en la necesidad de socializar con ningun campista ni coincidí, hasta el momento, con caras conocidas, cosa que me permitió escabullirme sin problemas hasta la cocina, evadiendo a los tutores que pudieran sancionarme por hacer esto. Me abrí camino hasta el comedor y, tras cruzar la gran habitación que mantenía su característico aire rústico con toques de decoración que se oponían a la época, alcancé mi objetivo, la cocina.

- Veamos qué tienen por aquí... - murmuré en voz baja mientras abría el refrigerador y, en una rápida busqueda, me hice con una botella de cristal teñido de color verde, mi sonrisa de malicia se hizo presente en ese momento y extraje el líquido prohibido al público de la nevera, tratándose de una botella, dudaba mucho que pudieran notarlo.

Con la bebida en mi mano, utilicé la esquina de la mesa y un pequeño golpe seco hacia abajo para deshacerme de la tapa de aluminio que mantenía aislado el líquido del exterior y, tras un tintineo metálico de la tapa al golpear el suelo, me retiré de la escena del "crimen" tan rápido como pude mientras daba, de vez en cuando, tragos a la botella de cerveza que recién había hurtado. Poseía una cínica sonrisa y contenía risas por dentro mientras avanzaba por el sendero de tierra que cruzaba un pequeño bosque para poder evitar cruzarme con alguien en las zonas sociales más concurridas y, sin saber exactamente a dónde me dirigía, fui a dar a la costa de arena que se hundía delicadamente con la inmensa masa de agua teñida de falso azul celeste que se retraía y avanzaba para arrastrarse por encima de la alfombra de roca reducida a arena.

<< ¿Qué tanto me espera este año en el campamento? >> pensaba mientras dispersaba mi visión a lo largo del mar, notando como los rayos de sol, al ser reflejados por el agua, parecían pequeños espejos flotantes más allá del horizonte, además el salitre había impregnado mi olfato y mi oído se había dedicado únicamente detectar el siseo del agua al tener contacto con la playa. Vestía un hoodie color blanco, ajustado a la medida y con las mangas dobladas hasta los codos, que dejaba expuestas mis muñecas, con varias pulseras de tela con diversos símbolos aquí y allá, con un toque algo "hippie" y un tatuaje temporal de color negro situado debajo del codo, también un símbolo más de mi incomprensible forma de ver la vida; todo aquello con un significado, no por simples fines estéticos.

Seguí perdido en la vista, con una botella de cristal de cerveza en la mano, sostenida entre mis dedos por la parte delgada, cercana a la boquilla y con un aire de despreocupación, esperando a ver qué espontaneidad invadiría mi vida este año.